La soledad

La soledad es como el colesterol, hay una mala y otra buena. Cuando ella nos acompaña de forma voluntaria la amamos, la solicitamos y la retenemos el tiempo necesario para limpiarnos del stress, del ruido y las aglomeraciones. El problema se presenta cuando llega sin ser llamada y toca a nuestra puerta pidiendo asilo. Decían los viejos, la soledad es mala consejera y es una rotunda verdad, nos aconseja hasta atentar contra nuestra vida y eso no se lo podemos permitir. Lo primero que haremos es ponerla en su lugar y llamarla cuando nosotros lo deseemos.
Muchos se quejan de la soledad cuando llegan a sus hogares y sólo encontrar las paredes y los fríos muebles. Otros acuden a la mascota que son bellas, acompañan y dan cariño. Lo negativo es que no hablan, no discuten, no tienen opinión y a la larga ayudan pero no alejan la soledad. Están los que se dedicaron en cuerpo y alma a una profesión, subieron, ganaron prestigio y están bien remunerados, sólo que un día se percatan de que no tienen a quien darle un regalo el día del aniversario de boda o de cumpleaños, ni quien lo reciba con una sonrisa o un beso.
Para lograr que la soledad no llegue si no lo deseamos, tenemos que trabajar en eso. Amar a nuestros padres y familiares, no importa si están o no en armonía con nosotros. Dedicar un tiempo a buscar la pareja que Dios nos asignó. En ocasiones nos mandan varios botes y los desechamos esperando que venga el propio Dios y dejamos pasar el amor de la vida buscando la inexistente pareja ideal. Conozco muchos casos de esos. Y he dejado para el final los que niegan su papel fundamental en la tierra, perpetuar la especie, no quieren descendencia o aplazan esa tarea para cuando tengan cosas materiales y cuando desean buscar sus proles, están secos.
Los amigos proporcionan buena compañía y evitan la soledad por algunas horas. Cuidado, ellos tienen sus propias vidas y seguro trabajaron para evitar la entrada de la soledad. En fin amigos míos, hagan sus planes para no darle cabida a esa intrusa; quieran a sus familiares sin mirar defectos; mimen a sus parejas, todas son ideales si las miramos como tal; tengan descendencia, si no pudieron adopten a alguien y el trabajo ámenlo, se lo merece, nos proporciona lo que necesitamos para vivir cómodos, pero busquen espacios para hacer todo lo anterior. Los años no perdonan y puedes encontrarte con la mala soledad. No olviden que nunca es tarde para retomar una vida con agradables compañías en nuestro hogar.

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