Por Eso Soy Positiva

Recién arribamos al año 2023 y les confieso que casi claudiqué en mis perspectivas positivistas, debido a algunos acontecimientos que a mi entender representan un retroceso en los pasos agigantados que llevaba la humanidad para eliminar problemas de convivencia y estabilidad, como una desastrosa guerra que no entiendo, golpes de Estado directos e indirectos, represiones no tan pacíficas a manifestaciones, sanciones de unos países a otros como si fueran nenes y una inmigración desenfrenada con mucha pérdidas de vidas.
Luego comprendí que no puedo dejarme vencer, máxime desde que aprendí a valorar las cosas que suceden a mi alrededor. Ahora con unos años sobre mi espalda todo tiene un significado y una belleza extraordinaria. Disfruto con sólo mirar por la ventana el estado del tiempo y lo valoro como hermoso, no importa si hay buen o mal tiempo. Deseo que las personas vivan felices, que disminuya la violencia. Me gustaría visitar a mis familiares y conocer un poco de cómo viven las personas en cada región del planeta, entre muchas cosas más.
Últimamente se recibe tanta información que si no estás preparado te pueden confundir. Han emergido como icebergs politólogos que creen que se la saben toda, gurúes que recopilan los dichos y refranes de la sabiduría de los pueblos que desde tiempos inmemorables han existido, jóvenes que suben a las redes sociales cualquier cosa y nosotros mismos las hacemos virales al compartirlas, noticias que se perciben falsas al escucharlas y mujeres que por un lado luchan por sus derechos e integridad de todo tipo y por otra parte, otras exhiben sus cuerpos y bellos rostros embadurnados de maquillajes, entre muchos temas ficticios valorados por seudocientíficos, de todo lo cual me siento abarrotada de mala información.
Por otra parte, me siento afortunada porque una o dos generaciones antes de la mía no tuvieron mí misma suerte de disfrutar tantos avances. Ellos vivieron dos guerras mundiales, sin casi comunicaciones, sin poder usar un antibiótico o una vacuna si se enfermaban, por citar sólo algunas cosas que no existían por esas etapas, además de no poder disfrutar de prácticamente sus derechos al trabajo, al estudio, a la salud, entre otros. Y como regalo tenían muchas veces padres ignorantes y maltratadores, y vivir en un grado de miseria que a veces es difícil de asimilar. Mucha juventud actual no conoce la historia recién de su país y no se preocupa por los problemas internos, achacándolos a justificaciones que emiten otros que tampoco la conocen.
Desde que he dedicado tiempo a ver cómo viven los pueblos del mundo, no importa si están en zonas desarrolladas y ricas o si son zonas pobres y subdesarrolladas, he podido constatar que la mayoría son sociedades que en mayor o menor grado han recibido parte del desarrollo científico técnico y puedes ver en lugares aislados equipos modernos de varias áreas médicas, campañas de vacunación, ayudas humanitarias, variados tipos de transporte y de comunicaciones, como los celulares, que los nutren de esa información necesaria para todo, por lo que las posibilidades para un futuro mejor no están tan lejanas. Muchos desarrollan el turismo natural, el comercio y la producción de una inmensa cantidad de productos autóctonos de cada región. También percibo que esas personas no se dejan abrumar con sus dificultades y cada día se levantan buscando soluciones o una mínima entrada económica para sostener a sus familias.
Por eso no puedo dejar de ser positiva, aunque últimamente tengo que escarbar bastante entre tantas informaciones para percibir las cosas buenas y alimentarme de esperanza.

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