Los Castigos
Los castigos se implementaron desde que los humanos comenzaron a relacionarse unos con otros y la primera que lo recibió fue Eva por cometer el pecado de la carne. Imagino que los primitivos también castigaban a sus hijos o a sus mujeres con fuetes o con las manos, algunos grabados los muestran dando con un garrote o arrastrando a mujeres por el pelo. Es difícil descubrir la verdad, lo cierto es que los castigos son bastante antiguos y lejos de disminuirlos los estamos aumentando, han cambiado las formas, pero están en boga.
Las disciplinas en los hogares se han obtenido por muchos siglos con violencia y ni hablar en el ámbito del poder donde todos los que no practicaran sus doctrinas recibían castigos enormes. Aunque esas cosas por lo general no se plasmaron en rocas o papiros, los primeros historiadores si han reflejado grandemente esas facetas dolorosas de castigos en mazmorras de castillos y ejecuciones públicas. Lo más lacerante era que las mismas sociedades apoyaban tales acciones al creer que con ellos eliminaban el mal.
El castigo está tan arraigado en las sociedades que algunos avances tecnológicos se aplicaron para realizarlos sin margen de error y con mayor sufrimiento como fueron los inventos de la guillotina, el cepo y los candados para encerrar a las personas. El mal nunca debe ser aplaudido, pero a cuántos los encerraban, torturaban, ejecutaban sólo porque eran pobres e ignorantes y aceptaban las culpas o porque robaba un pan. Y qué decir de los derrotados en las guerras de conquistas que como enemigos se convertían en prisioneros y en ocasiones nunca más se conocían sus destinos. Más adelante al surgir el amor por la tierra donde nacieron, muchos sufrieron espeluznantes castigos por defenderlas.
El avance de la civilización y la modernidad ha menguado el maltrato infantil y el doméstico, aunque aún muchos padres usan el método para disciplinar, sin saber que la violencia genera violencia y sentimientos de odio. Las buenas relaciones y los buenos ejemplos son los pilares para que las personas sean disciplinadas, no sumisas como antes. Las sociedades también educan con sus estándares, al colocar cestos para depositar la basura, días establecidos para recogidas, horarios en todos los establecimientos, citas, en resumen, toda organización que contribuye a que no verter desechos en las calles, retenerlos en casas hasta que corresponda su recogida o no formar tumultos escandalosos. Es grato para todo ese panorama para vivir.
Una de las asignaturas pendientes de los pueblos está en las organización y condiciones de los famosos centros penitenciarios que todos los estados aducen que sirven para rehabilitar a los infractores de normas que se establecieron hacen miles de años. Es posible que sea hora de intentar modernizar las leyes regulatorias que impone más años de cárcel que salarios, aplicando sanciones más educativas, cuantiosas multas o condenas domiciliarias. Por otra parte, las personas que infringen las leyes en cualquier esfera y en todos los lugares del mundo se convierten en seres olvidados de las sociedades y los que logran salir de las cárceles lo hacen con más malos hábitos de los que entraron y llenos de resentimientos. Está llegando la hora de que esas cosas cambien y serán los eventos dolorosos en algunas cárceles los que nos llevaran a eso.
Lo interesante de este aspecto es que no estamos en fase de exterminios de los correctivos, estamos creando otros. Los nuevos castigos están cada día más expandidos, ahora se aplican por parte de los estados e instituciones poderosas con la excusa de no permitir violación de los derechos humanos, que exista respeto a la igualdad y a la libertad de prensa. Ya no se utilizan para castigar a los infractores un látigo o un arma, ahora son sanciones económicas y despretigios social. Es posible que esas organizaciones, al igual que los padres deseando el bien para sus hijos, los penalicen fuertemente causándoles grandes daños. Sólo que a los pueblos al igual que a los hijos les gusta tomar sus propias decisiones y equivocarse para aprender. A todos les agrada ser genuinos según sus medios y costumbres.
Como curiosidades les digo que todos pensamos que los castigos son para los demás, si nosotros o alguien de nuestra familia cometemos una pifia grave, deseamos que nos absuelvan. Por otra parte, la literatura tiene obras, como Crimen y Castigo o Los Miserables, entre otras muchas que son maravillosas y educativas.
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