La Protección Familiar
Todos proclaman que la familia es lo más importante en la vida, pero en los años de vida que tengo he podido constatar que a tal palabra se le debía añadir un apellido, que bien podía ser funcional, y que a su vez contenga apéndices relevantes como sustento y amor.
Las relaciones familiares están en grave peligro en la actualidad y ojalá dediquemos un poco más de atención a este gran problema. Es increíble la cantidad de familias disfuncionales que existen en este mundo, aún con todas las tecnologías que poseemos y el grado de desarrollo obtenido.
Está demostrado que los matrimonios no otorgan estabilidad emocional de la familia, ni antes ni ahora; no constituyen ninguna condición u obligación para formar un núcleo seguro para la llegada de los hijos; para su permanencia en el tiempo deben primar la compatibilidad de caracteres y los deseos sexuales de las parejas. Al primer problema que existe ninguno de los dos miembros de la unión se siente obligado a permanecer en el hogar por el bienestar de sus hijos. Ese fenómeno ocurre en todo tipo de enlaces, ya sean homosexuales, ricos, pobres o intelectuales.
En épocas antiguas, donde la ignorancia propiciaba el abuso intradomiciliario, quizás se podía perdonar la violencia, pero hoy en día aún subsisten los padres y madres maltratadores, cuando su responsabilidad es la de educar, dar protección y amor a sus hijos para lograr la formación de buenas personas en el futuro. Otros horrores ocurren también, aunque en menos escala, en el ámbito familiar, como abusos sexuales, maltratos hacia las madres y hasta asesinatos en presencia de los pequeños. Lo bueno es que muchos progenitores, como los míos, a través de la historia no tuvieron que leerse un libro para educar y cuidar a sus descendencias, sólo les brindaban el amor y la confianza que conocían.
Me crié en un pequeño pueblo donde las familias se ayudaban y se unían, tanto por un evento alegre como por uno triste; además, abarcaban no sólo al padre, la madre y los hijos, incluía a abuelos, tíos, primos, entre otros parientes cercanos, pero todo eso parece que pasó de moda hace muchos años. Creo que varias condiciones han contribuido a desmarcar de ese entorno familiar a las nuevas generaciones, como el tener que estudiar y trabajar en lugares distantes buscando el bienestar económico. Ahora las familias no son tan numerosas, y como colofón, las migraciones internas y externas que proliferan en estos tiempos son desvinculantes. Por otra parte, muchos padres emigran en busca de sustento y, aunque no lo deseen, se fracturan los vínculos familiares, e incluso, algunos nunca retornan al hogar.
Las visitas interfamiliares, tan comunes desde tiempos remotos, no son ya tan abundantes como antaño. Dedicamos los días de asueto a ver televisión en casa o a realizar otra actividad, y en muchos otros casos la opción es usar las vacaciones para ir a un lugar turístico a desconectar. Y quizás, para los parientes que han salido del país, un viaje para visitar a la familia podría ser un estímulo si no se interpusieran tantos obstáculos como los pasaportes, las visas y los costosos vuelos. Siendo así, no nos queda otro camino para mantener las relaciones familiares que usar el modo a distancia, dando Likes y mensajeándonos con nuestros parientes en las redes sociales.
Al manifestarse tanto desinterés en la atención a los hijos en los casos de divorcios o hijos fuera del matrimonio, las leyes han establecido obligaciones de manutención, visitas y custodias compartidas por el mejor interés de los menores, pero ninguna de esas acciones son compensatorias para la estabilidad de las nuevas generaciones, incluyendo que muchos progenitores ni con tales disposiciones cumplen con sus hijos, y lo que no puede ni nunca podrá imponer la ley es el amor y la adecuada atención a los infantes, que tanto lo necesitan para convertirse en adultos emocionalmente felices.
Y como parte de este gran problema, existen núcleos familiares estables en los cuales, por motivos de lograr el mejor sustento económico de la familia, es retrasada la llegada de sus descendientes en unos casos, y otros, no les dedican el tiempo necesario, corriéndose, en ambas situaciones, el riesgo de perderse esos maravillosos años de la vida de sus pequeños hijos, lo cual no tiene precio, y que cuando nos damos cuenta ha transcurrido el tiempo y ya han crecido, o ya no tenemos la energía necesaria para cuidar de ellos.
Estamos en una época maravillosa de la vida, y se los aseguro porque he tenido el placer de vivir la transición de la falta al exceso de información, de la poca a la mucha tecnología, por eso les recomiendo que prioricen a sus familias y pongan de manifiesto la frase de que es lo más importante de la vida, porque cuando cultivamos ese eslabón primario de la sociedad y llegamos a envejecer, ellos te darán las gracias.
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