Juntos, pero no revueltos
Este refrán será un lema por un tiempo. Significa algo así como júntate, pero no haga lo que ellos hacen o júntate, pero que no se te peguen sus costumbres y problemas. Compartir, pero no somos iguales es otra versión más radical. Si deseamos no contagiarnos requiere que nos juntemos, pero guardando distancias o usando tapa boca como veíamos en las películas antiguas cuando azotaban las epidemias.
Increíblemente con todos los avances de la ciencia, el mundo se ha visto trastornado por la aparición de un virus maligno que asesina a miles de personas de un día para otro sin importar credo, raza o edad y con el ímpetu de un tsunami lo tiene en vilo desde casi el inicio del 2020. Todos estaban llenos de metas para viajar, así como continuar subiendo las expectativas de vida dado que aprendieron la importancia de realizar ejercicios y alimentarse más saludable al detectar que productos como el azúcar y las grasas eran causantes de varias enfermedades crónicas.
Para lograr frenar semejante monstruo hubo que cerrar todo y llevar al confinamiento a prácticamente la población mundial. Al inicio todos pensaron que era un problema en otra región y a medida que subían las cifras de afectados comprendían que debían poner en remojo su barba. La economía se vio sacudida por una crisis sin igual al tener que paralizar la producción y los servicios. Surgió una masa de héroes anónimos que auxiliaron y curaron enfermos, que dieron de comer, que enterraron los muertos o que cuidaban la ciudadanía. Como agradecimientos recibían cada noche una fuerte ovación.
El mundo que es un pañuelo en el universo, donde se realizaban a diario miles de vuelos y además se producía el movimiento de millones de personas por otras vías no es de extrañar que los contagios fueran apareciendo escalonadamente en todas las regiones del planeta y después subieran de forma exponencial. Nadie quería morir así no más y con disciplina millones se aislaron en sus casas. Muchos especialistas con teorías diversas y propuestas de curas emergieron. Las autoridades competentes aprendieron sobre el tema y su forma de evitarlo. Las redes sociales se convirtieron en las protagonistas.
Muchos están temerosos, aunque se orientan abrir puertas, esperamos que todo se calme. Parodiando al VIH que al surgir nadie quería tener relaciones sexuales, porque el virus no se reflejaba en la frente y aunque ha provocado la muerte de más de 30 millones de personas desde que se detectó y ya nadie piensa que se morirá por esa causa. Pronto toda esta odisea será olvidada como se olvidó el temor a las bombas atómicas, al Síndrome Respiratorio Agudo conocido por el SARS, la fiebre española, el cólera o las gripes H1N1 y H3N2 por citar algunas epidemias altamente mortales.
La buena noticia es que ya se vislumbra la luz de la solución porque varios países tienen esa tarea entre sus prioridades. Bienvenida sea la nueva vacuna y debemos sentirnos orgullosos de vivir en esta etapa de la vida donde con sus diferentes variantes los gobiernos han priorizado la vida humana.
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