Hambre

El hambre es falta de alimentos y sinónimo de ansias, apetencias o ganas, en conclusión es necesidad de algo. No sólo en el caso de la comida se convierte en un problema. Que tristeza tener hambre de amor o de compañía, aunque por lo general se dice que tenemos deseos de amar o de tener compañía. Hay muchos tipos de hambres, tantas, como faltas de cosas tiene el hombre para vivir.
El hambre trae desnutrición, desolación, desamor, soledad por lo que es importante luchar contra este sentir. Existe una explicación científica que implica hasta el hipotálamo, cuando sentimos esas ganas devoradoras de comernos un elefante. Y resulta como el  cuento del hombre que tenía una gran hambruna y encontró un racimo de banana, primero comió la cáscara y tuvo que dejar la pulpa, increíble. En el caso de las demás faltas, no se valoran con tanto rigor y son desbastadoras. Lo mejor es que no tengamos ausencias de lo necesario y nosotros mismos hagamos todo por tener lo preciso para nuestro bienestar.
El hambre prolongada de cualquier tipo produce daños psicológicos, aun después de contar con suficientes alimentos, amor o compañía. Crea el hábito de guardar para más tarde, comer hasta saciarse pensando que  después no tendrás más alimentos, amar exageradamente o no dejar ir la compañía ni por un momento. En fin, pensar en el futuro y no se disfruta del presente.
El cuerpo humano es sabio y avisa cuando hay faltas de nutrientes y nos da alarmas. Produce apetito, desmayos por inanición, hipoglicemia y otros síntomas dando la alerta. En el caso de las embarazadas les da antojo, es el típico reclamo del cuerpo de algún elemento para que el bebé nazca saludable. No siempre podemos satisfacer los requerimientos indispensables, pero tratamos y debemos comer alimentos ricos en nutrientes, no chatarra.

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