Pensar en Positivo

En mis tiempos de infancia y adolescencia no existían ningunas de las comodidades actuales y en mi familia nunca escuché una queja; éramos felices y estables. No había un equipo de refrigeración, ni un televisor, ni lavadora, ni vehículos, entre otros aparatos novedosos, y no sucedía nada. Los niños íbamos a la escuela, jugábamos múltiples juegos con los amiguitos del barrio y algunas veces nos dábamos el lujo de alquilar una bicicleta por una o dos horas. Eso era pensar en positivo, y no lo sabíamos; buscábamos la mejor forma de disfrutar con los nuestros y apreciar el entorno.
Lo contrario sucede cuando pensamos que nuestra situación es difícil o trágica, y como carro en un bache pasamos mucho tiempo agobiados sin hacer nada por salir del socavón, sin apreciar que ese asunto puede ser temporal y no le buscamos una solución.
El mundo está plagado de vidas hermosas, aún en condiciones difíciles en las que a primera vista pueden parecer un desastre. Es altamente interesante descubrir cómo viven nuestros coterráneos en el mundo entero, ya sean famosos, ricos o pobres, y eso puede ser educativo, porque nos ayuda a comprender que todos en esta vida tenemos nuestros puntos negros.
Puede que no percibamos que en lo cotidiano estamos luchando por tener una vida plena, pero en el fondo sabemos que nadie te la entregará en bandeja de plata; lo importante es que logremos encontrar ese camino. Desde pequeños podemos comenzar a apreciar lo que nos toca vivir según sea el origen de nuestras familias; puede que nuestros progenitores no vivan en parejas estables o sean faltos de recursos económicos necesarios. En esos casos los conflictos van mellando nuestros sentimientos, y lo primero que se nos ocurre es abandonar la casa; es entonces cuando comienza nuestra propia historia. Otros quedan con sus familiares porque son estables y suficientes, pero al final salen de casa también. La moraleja está en que siempre saldremos de nuestro hogar, como los pájaros, a vivir nuestras propias vidas, lo cual puede ser antes o después, lejos o cerca y no debemos culpar a nuestros padres de no poder realizar una vida plena. En la vida recogemos lo que sembramos, de forma tal que si estudiamos, si aprendimos un oficio o si dedicamos el tiempo en aprender algo útil que nos proporcione un medio de vida, eso se convertirá en nuestra forma de subsistencia en el futuro; de lo contrario, el mal camino se dibuja en nuestra frente.
Disfrutar de nuestras costumbres, religiones, formas de vida, estemos donde estemos, es una excelente manera de ser positivos. La condición es que debes contribuir a lograr esa forma de vivir, no puedes ser sólo un crítico esperando que las hojas de parra caigan del cielo para cubrirte. Así será tu positividad y verás que con el tiempo encuentras que eres feliz y tienes todo, o casi todo, por lo que luchaste.
Muchas personas usan este método de vivir con los suyos en la tierra que los vio nacer, aunque sea siempre luchando por sobrevivir. Eso es hermoso, no importa que sea en una tribu, en una aldea, en ciudades pequeñas o en capitales. Está demostrado que un gran número de personas radican en lugares que al parecer es imposible sobrevivir; sin embargo, ellos encuentran la semilla de su forma de existir y cosechan una vida agradable, disfrutando de lo propio y de sus orígenes. No todos seremos millonarios y no todos tendremos una mansión, elementos que en ocasiones no aportan nada valioso a la estabilidad emocional.
Algunos ven su positividad al ser portadores de grandes sueños y trasladarse a la meca de las diferentes ramas: los artistas de cine desean ir a Hollywood, los grandes pintores desean ir a París, los científicos desean estar en un centro de investigaciones de renombre mundial o los arquitectos, hacer un edificio fabuloso en una hermosa capital, pero olvidan que sus comunidades los prefieren, aunque ellos puedan compartir sus dotes con el resto del mundo. Todo es válido; por esos lares la demanda es alta y muchos quedan realizando tareas en otros oficios.
Ser positivos es la invitación que nos hacen a diario en todas partes, y lograrlo no se alcanza pensando que seremos famosos, que lograremos hacernos ricos de la noche a la mañana o que ganaremos la lotería. Pero bueno, todo eso es excelente y sólo llegará si se esfuerzan en su especialidad, si compran un ticket de la lotería regularmente o si haces un buen negocio, entre otras acciones.
Quejarse de la mala suerte por causas ajenas a sí mismo es funesto. La suerte es el resultado de múltiples acciones positivas que el propio individuo es capaz de realizar. Aún así, no todo resulta como se desea y ese es el momento ideal para continuar.
Nada, que ser positivos no sólo es pensarlo, es realizarlo, poner manos a la obra.

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