Una pastilla contra la Maldad.
En la literatura de ficción está presente este sentimiento para darle razón a la trama y disfrutarla, no para practicarla. En los cuentos infantiles siempre existía una bruja inicua y en la retórica adulta el malvado por lo general es tan protagonista como el bueno. Ese mismo patrón se dibuja en el cine, teatro o el radio. Dicen que las acciones opuestas se suscitan juntas y la maldad es contraria a la bondad. No importa la filosofía a esta altura de la historia de la humanidad. En el mundo moderno no hay razón para que exista maldad.
Los pueblos han luchado contra ese flagelo por miles de años. Se perdonan o se toleran como historias porque eran sociedades ignorantes y sistemas de vida sin vínculos sociales. Hoy todos somos democráticos, tenemos derechos humanos y relaciones civilizadas. Se han eliminado miles de tradiciones inhumanas. Somos sociedades libres para amar, se da cabida a la diversidad de pensamiento y practicar el sexo con quien deseemos. ¿Cómo es posible que tengamos sentimientos contrarios a la vida y tantas personas asesinen a sus semejantes?
Hace unos días conocí un caso que considero el más cruel de la historia de la humanidad, una persona asesinó a un niño y luego participó en la búsqueda del pequeño con un gran descaro. Cada vez que rememoro esos acontecimientos mis ojos anegados en lágrimas me impiden continuar mis tareas. La maldad de esa persona que perpetró esa acción rebasa todo lo que un notable escritor pudo alguna vez imprimir con letras. Se cumplió la frase, la realidad supera la ficción.
Sólo les recomiendo que si les llega a su mente algún sentimiento malvado, salgan a pasear y despejen la mente. Les aseguro que después con la imaginación presta encontraremos una solución para resolver los conflictos que no sean de forma macabra. Es como tomarse una pastilla contra la maldad. Y leí hace poco, “Todos somos la bruja del cuento alguna vez en nuestras vidas”. No dejemos de ingerir la pastilla, por favor.
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