Mantener El Gran Salto
La humanidad está viviendo una época que ni el avezado Julio Verne pudo imaginar. Cuando yo iba a la escuela la fuente de la enseñanza radicaba en los libros escolares y los profesores eran los que más conocimientos tenían de las materias que impartían. Ser maestro y llegar a ser profesor universitario era lo máximo. Las cosas han ido cambiando; imagino lo difícil que resultará poder impartir a los alumnos de las universidades las últimas tecnologías, cuando estas cambian con tanta velocidad. Un graduado de hace 10 años, si no ha estudiado autodidácticamente su especialidad no puede ejercer.
Hemos transformado la era de las palancas en la era de los botones y los táctiles. Aprender a manejar con anterioridad cualquier equipo era una tarea difícil y de gran coordinación; para poner y cambiar las velocidades se requería de cierta fuerza, y coordinar bien con los embragues, además de tener que mirar un sin número de relojes. Ahora puedes encender tu carro desde la casa, y sólo aprietas botones y mueves la punta del pie y te dicen por dónde debes ir para llegar a tu destino. Hasta los cohetes se dirigen con botones y a distancia; bueno, lo malo en esos avances son las armas, que te las pueden enviar desde lejanos horizontes.
En poco tiempo las ciudades se llenaron de rascacielos, cubiertos de ventanales de cristal y rodeados de autopistas con un nivel tal de acabado, que los vehículos parecen desplazarse por una alfombra. Sólo se debe señalar que, al parecer, los presupuestos daban para algunas zonas; el resto de las vías, edificios y casas de los habitantes de las demás comunidades se quedaron sin sofisticados barrios y no cuentan ni con las condiciones mínimas de instalaciones sanitarias, viviendas seguras y muchos edificios de más de dos plantas, donde viven personas incapacitadas y ancianas, se han convertido en jaulas al no contar con elevadores.
En el gran salto, la producción de alimentos también recibió su lote de tecnología y se introdujeron variadas fórmulas para aumentar la producción de todo tipo de alimentos, incluyendo los de origen animal, lo que conllevó a que ahora existan grandes reclamos por alterar el proceso natural, como un exceso de fertilizantes y aditivos, que no se probaron suficientemente y que se cree que han afectado la salud humana, y hasta la biodiversidad. Los mercados se llenaron de comidas envasadas con altos contenidos de sal, azúcar y aditivos de conservación; los frutos se hicieron grandes, hermosos y sin manchas, gracias a la introducción de las biotecnologías.
La industria farmacéutica ha experimentado también un gigante avance y muchas dolencias se mejoraban con los nuevos fármacos, sólo que los humanos aparentemente evolucionaron o están sufriendo todos los efectos de los grandes cambios y en la actualidad hay más enfermedades y síndromes que medicamentos al alcance de todos, por sus altos precios.
En lo social, el gran salto también ha ocurrido. Las formas de vivir y los procedimientos de los humanos han cambiado tanto, que ni nosotros mismos los apreciamos en las relaciones humanas. No es necesario proceder de una cuna distinguida para lograr los sueños. Se ha logrado que la inteligencia y los talentos sean los promotores de llegar a lo más alto de sus especialidades, no se necesita caerle bien a un productor o a un jefe para obtener éxitos. Las mujeres tienen tantos derechos, que ni ellas mismas se lo creen; pueden hacer y trabajar en lo que les plazca, y los niños son los que señalan a sus padres abusivos.
El gran salto ha proporcionado muchos beneficios a la humanidad, por eso es importante que todos lo apreciemos y luchemos por mantener las conquistas logradas. Debemos continuar trabajando para mejorar las cosas que nos quedaron un poco chuecas, buscar nuevas conquistas y no dejar que algunos nos hagan retroceder miles de años.
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