Los olvidados
Todos nos sentimos en algún momento de nuestras vidas olvidados. Hasta los niños lloran cuando lo perciben. Existen varios tipos, los que nunca han hecho nada para que lo recuerden, los que olvidamos voluntariamente, los abandonados por la sociedad o los que el tiempo desvanece, por citar algunos. El inconveniente es que la memoria humana no se borra como en las computadoras y el olvido es temporal. Emergen los recuerdos como corchos y nadie por insignificante que parezca su obra, es olvidado. Siempre habrá un motivo para que se mencione aunque sea en un cuento o que motive una risa, no importa la forma. La familia y los amigos son fuentes del recuerdo para los mortales normales y para los de obras importantes es la historia.
Lo que más me molesta es el olvido en vida. Cuantas personalidades pasan a un plano ignorado después que pasan de moda, se jubilan o simplemente sus hazañas no son relevantes para los que lo rodean. Algunos ni cuando mueren son mencionados en su entorno y la prensa es la que revela el acontecimiento. Es verdad que la dinámica de la vida es tan alta que sólo tenemos tiempo para nuestro cerrado entorno y somos tanto que es imposible rememorarlos a todos.
La inadvertencia ocurre en todas las esferas de este mundo, presidentes, deportistas, artistas o astronautas. Se remarca mucho que los olvidados son los diferentes, pero no, somos todos. Gracias que la era moderna con la invasión de tecnología se ha percatado de la falta de atención y emite señales, designando los días del año no sólo con las efemérides, también contemplan el homenaje a los diferentes grupos, etnia, enfermos, especialidades y otros muchos.
Algunos personajes son más rememorados que otros y cada región tiene los suyos. Por ejemplo Napoleón simboliza, la audacia, la ambición y el poco tamaño. No hay que ser perfecto para ser recordado, todos tenemos aunque sea un seguidor. Gratitudes a los medios actuales, siempre aparece alguien recordando a algún olvidado.
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