Libertad y Regulaciones
Los humanos, buscando disciplinar las sociedades, hemos establecido tantas regulaciones que la libertad se fraguó tan relativa como la velocidad. Todos proclamamos que deseamos ser libres; sin embargo, cada día esa condición se aleja más de nosotros, porque de una forma sutil muchas aristas de la vida nos mantienen atados y no nos permiten ser libres, aunque creamos que lo somos. Es evidente que las sociedades necesitan normas para lograr el orden, porque el mundo no puede ser un caos, sólo que se nos ha pasado un poco la mano y en vez de disminuir, cada día surgen más restricciones, como las migratorias, comerciales, sanitarias, ambientales, y muchas otras.
¿Qué mayor atadura que la implementación de trabajar prácticamente toda una vida por la alimentación y por una cobija, recibiendo exiguos salarios que obligan a realizar malabares para cubrir las necesidades de la familia?
Según estadísticas mundiales, de los casi 3 000 millones de trabajadores en el mundo, un tercio de ellos perciben 1.80 euros diario, aunque aún menos reciben los más de 200 millones de desempleados y los que viven de trabajar la tierra, entre algunas otras funciones que no se registran. Todas estas personas no podrán disfrutar de su tiempo libre en actividades de esparcimiento, aunque lo deseen y muchos creamos que todos pasean.
Las normas sociales, religiosas y políticas son otras grandes barreras invisibles a esa libertad, al establecer cánones que conminan a las personas a realizar actividades que muchos piensan que hacen por propia voluntad, pero son el resultado de regulaciones del vestir, de la forma de divertirse, de comer, de criar a los hijos, de las relaciones interpersonales, de reuniones, número de visitas a los templos o iglesias, entre muchas otras. Quizás también pensemos que hay libertad porque podemos elegir viajar, divorciarnos, casarnos con quien queramos, ser homosexuales, pero aún así somos esclavos de nuestras doctrinas, como dijo Martí, y muchos otros millones viven según tradiciones ancestrales que, por lo general, son difíciles de eliminar.
Con el desarrollo de la tecnología pensé que podíamos ser un poco más libres, pero no; últimamente han ido surgiendo otras pretensiones, como por ejemplo que para mejorar la salud no debemos comer estos u otros alimentos y que debemos practicar ejercicios regularmente. Las marcas corporativas imponen lo que debemos usar, y hasta invertimos todos nuestros ahorros por obtener lo que está en boga: zapatos, teléfonos, ropas u otros artículos. Existen lugares en los que no se pueden ni tener los hijos que se desean o puedan mantener, ya que existen regulaciones para tener descendencias; en algunos casos porque sus religiones no les permiten usar anticonceptivos; en otros, porque está prohibido realizarse un aborto, y hasta porque los países regulan el número de hijos para controlar la población. ¡Es increíble!
No podemos dejar de mencionar las libertades de expresiones de todo tipo, ya sean escritas, visuales y de sonido. Rotundamente no podemos decir lo que queremos en ningún lado. Algunos creen que sí, y es porque están expresándose sobre un ámbito ajeno; que prueben hacerlo en contra del propio y verán. Ocurre hasta en las expresiones artísticas, como libros, pinturas, obras de teatro, películas y canciones; son censuradas si alegan algo prohibido.
Por tales razones, si opinas de tu jefe cuídate que sea de su agrado, si opinas del sistema de tu país, procura que sea positivo, si opinas de tus vecinos o de tu pareja, asegúrate que sean cosas que los enaltezcan, en caso contrario, mínimo podrías tener un disgusto. No importa quien incurra en la falta, pueden ser hasta los periodistas que, según regulaciones internacionales, su función es opinar; sin embargo, muchos hasta pierden la vida por ello.
Confío en que el desarrollo de las tecnologías en un futuro no lejano ayude a las personas a que seamos un poco más libres socialmente, como debíamos ser a estas alturas de la civilización, contribuyendo a eliminar burocracias, y tantas regulaciones para viajar, hacer las gestiones necesarias o entrar y salir de cualquier sitio. Mientras tanto, los invito a usar la libertad individual, esa que depende de nosotros mismos al amar a quienes deseamos, realizar el trabajo que nos guste, estudiar lo que queremos, leer, escuchar música, pasear, disfrutar del ambiente hermoso que nos rodea, ya que los turistas pagan por ver lo que tenemos.
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