Las Costumbres
Las costumbres abarcan todas las cosas que hacemos rutinariamente, así como las que realizamos porque nos las enseñaron nuestros ancestros y también están las biológicas que depende de cada persona. Dicen que el hombre es un animal de costumbre, aunque, todos los animales son de costumbres.
Muchos piensan que no tienen costumbres, que hacen lo que quieren, pero no es verdad porque todos tenemos hábitos alimentarios, de dormir o de evacuación que se realizan según el reloj biológico. Por lo que, aunque queramos no podemos hacer todo lo que deseamos. Incluso al cambiar algunos horarios nos producen alteraciones como por ejemplo cuando se viajas a cualquier lugar y máxime, si es, a zonas de cambios de horas.
Por otra parte, la rutina de levantarnos, trabajar, pasear, correr o no hacer nada es importante porque nos caracterizan como seres humanos. En dependencia de cómo realicemos esas costumbres nos pueden convertir en personas cumplidoras y disciplinadas o no. A quienes les da lo mismo levantarse que seguir durmiendo, trabajar o no, pasear o no, no es de confiar para realizar ninguna actividad. Como todo no es perfecto, ejecutar acciones repetitivas en horarios exactos, puede ser un punto débil.
Las costumbres ancestrales están de forma sutiles en nuestras actividades, aunque no lo creamos y pensemos que somos modernos, lo demuestra las formas de celebrar cumpleaños, bodas, funerales, relaciones familiares o fiestas públicas. Las comunidades también siguen tradiciones ancestrales en cada región del mundo y tienen una forma específica de realizar las actividades sociales. Los carnavales se manifiestan suntuosamente en un país y en otro más discretos. Muchos hacen corridas de animales típicos como las de toros, otros arrojan tomates u otras frutas, otros se sumergen en un rio que lo valoran como sagrado, otros hacen actividades acuáticas y otros hacen competencias de diferentes formas como las corridas con sacos. En ocasiones esas demostraciones son peligrosas como soltar un toro por una calle cerrada, hacer marchas multitudinarias o luchar con diferentes armas blancas. Al preguntarles a los participantes porque lo realizan, muchos no conocen ni el origen de la tradición, solo quieren liberar adrenalina, para el gusto los colores. Algunos eventos antiguos son agradables como las fiestas de carnavales o las olimpiadas.
Las costumbres más dañinas son las referentes al consabido honor que para mantenerlo hacen que algunos tomen justicia por sus propias manos al asesinar a sus contrarios o matar a sus familiares que según ellos, comentan pecados. Algunos realizan vejaciones a las personas de su entorno filial bajo el estandarte de ser el jefe de la casa, casan a sus hijos con quien ellos quieren, les pegan a sus proles y esposas y muchas atrocidades más. Lo bueno de este fenómeno es que se van eliminando en las comunidades modernas. Lamentablemente existen con fuerzas esas normas intransigentes en zonas de campos apartadas y en algunos países con idiosincrasias aun ancestrales.
Lo bueno es que la humanidad ha comprendido lo dañino de esas normas. Cada vez más sociedades irán borrando radicalmente del espectro esas costumbres arcaicas y negativas, implementando prácticas sociales modernas. Los hijos no son propiedad de los padres, las mujeres no son un objeto sexual y los hombres no son dueños de sus esposas entre otras tradiciones. Cada cual podrá estudiar lo que desee, ser del partido que quiera, practicar o no una religión o casarse con quien deseen, por ejemplo. Bueno esperamos que los deportes de altos riesgos no se conviertan en costumbres. Llegará el tiempo en que las tradiciones sean sistemas agradables y saludables de acciones para celebrar las efemérides, actividades festivas y competitivas, así como tener relaciones sociales con respeto y amor.
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