Enfoque en la Seguridad

Cuando has vivido muchos años tienes la ventaja de poder valorar muchas cosas de las que en los primeros años de vida no te percatas, y entre ellas están las medidas de seguridad. Los niños y jóvenes no tienen una visión clara del peligro; por lo general, realizan sus acciones sin medir consecuencias, y eso es bueno dado que cada vez que pierden la piel de las rodillas o se dan un golpe que les provoca una herida o una fractura aprenden lo que esas acciones que realizaron ocasionan.
También ocurre en todos los ámbitos de la vida. Los humanos comenzaron a realizar sus obras sin ningún control y a medida que se les desplomaba el techo o la casa, ya sea por una tormenta o un terremoto, se percataron que debían calcular la resistencia de los materiales a usar, así como modificar los diseños. No obstante, estos fenómenos naturales provocan a menudo derrumbes de edificios, puentes u otras construcciones, aún estando fuertemente construidos.
Ocurre otro tanto en las obras en construcciones, en las minas a cielo abierto o subterráneas, así como en cualquier tipo de fábrica para producir cualquier cosa. Siempre es necesario realizar las obras y acciones constructivas acordes a normas establecidas para efectuar las operaciones seguras y que no se produzcan los temidos accidentes, no siempre tan accidentales, y que en ocasiones son mortales.
En todas las instalaciones sociales, recreativas, en escuelas, en hospitales, centros de trabajo en general, y hasta en las viviendas particulares, es menester tomar todas las medidas necesarias para evitar incendios o derrames de fluidos peligrosos.
Existen tantas condiciones, ya sean de origen natural como artificial, tan altamente peligrosas para la supervivencia humana que los humanos se han visto en la necesidad de establecer normas internacionales que regulen miles y miles de formas de actuar para lograr construcciones seguras. Existen regulaciones de los sistemas de medidas, normas constructivas y análisis de riesgos, entre otras, que deben acordarse antes de iniciar cualquiera obra, así como su revisión constante mientras se ejecutan y al finalizarlas. A todas esas inspecciones se les llama Control de Calidad. El incumplimiento de las medidas de seguridad establecidas puede tener hasta consecuencias penales.
Los procedimientos siempre fueron objetos de atención de personas que deseaban cuidar la integridad de quienes les rodeaban, pero se adoptaron con más fuerzas después de la revolución industrial, donde se establecieron con algún rigor dado el aumento de las complejidades laborales con el uso de las máquinas. Las jornadas laborales de 8 horas, los cuidados del medio donde se labora y las enfermedades que se adquieren por incumplimientos de las normas en el trasiego, fabricación o manejo de sustancias peligrosas son regulaciones más recientes.
No obstante, se escuchan noticias desagradables con más frecuencia que las deseadas debido a accidentes en minas subterráneas, caídas e incendios de edificios, derrumbes de puentes e incendios en los bosques de casi todas partes del mundo, que ocasionan grandes pérdidas materiales y de vidas humanas, y al revisar a fondo casi todos tienen dentro de las causas un componente de descuido de las normas de seguridad.
Las estadísticas de accidentes laborales son bastante altas y sólo cuando se producen los lamentables casos es que se organizan grupos especializados de análisis de las causas y condiciones de las averías. También surgen algunos nadadores fuera del agua que quieren pedir cabezas en esos momentos, cuando en realidad estas regulaciones son débito de todos los implicados en el uso y explotación de la instalación, y que debían haberse cumplido por todos.
Incluso en nuestro hogar surgen imprevistos muy frecuentemente, por lo que debemos revisar a menudo nuestro sistema eléctrico, la distribución de gases combustibles y hasta las barreras arquitectónicas para evitar accidentes a nuestras familias. Por otra parte, los obreros y los usuarios en todas las instalaciones debemos prestar especial atención a la seguridad, y dar la alerta necesaria ante cualquier síntoma anormal que se perciba, ya sea que el conductor del vehículo que nos traslada va a alta velocidad, alguien que no apaga una hoguera en el campismo o si se detecta un leve olor a gas.
Toda persona tiene el derecho de abstenerse a realizar alguna acción si la considera insegura. Me pregunto entonces: ¿No vale la pena que cada uno de nosotros nos enfocáramos más en las medidas de seguridad de los espacios donde trabajamos, vivimos o disfrutamos?

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