El Tiempo es una Fortuna
Si deseamos tener una vida plena se debe ahorrar el tiempo o lo que es lo mismo, hacer cada cosa en su momento. Ese ahorro no sólo es personal, tambien es colectivo, porque otros trabajaron mucho para que hoy podamos disfrutarlo y se haya convertido en nuestro mayor capital. No hacemos nada con tener mucho efectivo, si sólo tuviéramos tiempo para trabajar fuera o en el hogar.
El hombre antiguo tenía mucho tiempo para realizar las tareas. Los horarios de trabajos posible fueran de amanecer a anochecer pues no tenían reloj y parece que los tiempos de terminación tampoco se valoraban. Pronto se percató que debía construir herramientas adecuadas y máquinas para poder disfrutar las obras en vida. Comprobó que escribir un libro o una nota con copias manualmente era lento, arar la tierra con un palo era tortuoso, caminar hasta otras regiones consumía muchas jornadas y para erigir una obra podían transcurrir años o siglos. Por eso inventó la imprenta, el arado y las carretas movidas por animales, navegar en chalupas por ríos y mares y mejores materiales entre otras mejoras.
Tiempo después construyeron muchas vías con adoquines, un enorme trabajo, pero permitía poder desplazarse más rápidamente, eran los inicios de las carreteras. Luego aprendió a volar, a navegar o desplazarse con vehículos rápidos y seguros como lo vemos en nuestros días, esos inventos han representado millones y millones de horas ahorradas en traslado de personas y mercancías para llegar a sus destinos. Quedaron atrás los meses que un barco demoraba en cruzar el océano o las semanas para una carreta desplazarse de un pueblo a otro.
Más adelante, los hombres se percataron que se debían hacer más reformas, pues se perdía mucho tiempo en los comercios donde el dependiente buscaba cada cosa para cada cliente y se invertían muchas horas al día en los quehaceres de las casas como lavar, fregar o limpiar. En el área textil, confeccionar vestimentas, tejer una tela o una prenda manualmente era agotador y lento. Y qué decir de ensamblar o fabricar cualquier mercancía, eran operaciones tediosas y tardías. Entonces surgieron las grandes tiendas, los sírvase usted, las mesas suecas, las cadenas de producción y ensamblajes de innumerables productos y los equipos de construcción entre otras. Al hogar también llegaron los botones de las máquinas y han permitido que después de cenar, las familias puedan tener un asueto. Todos esos avances no surgieron en un día, pero fueron invadiendo el espectro de nuestras vidas hasta tener lo que existe hoy.
Lo más hermoso es que la carrera del ahorro de tiempo no termina, se va a la luna u otro planeta en menos tiempo que el invertido en construir pirámides, catedrales o puentes. Las comunicaciones son casi instantáneas, las ayudas médicas y de salvamentos llegan en segundos por lo que no sólo ahorramos horas, también se salvan vidas. Qué decir en el amor, podemos darle el sí a la pareja o decirle que la amas, sin importar donde esté y mirándole la cara en pantalla.
En la actualidad muchos no saben que era un bodeguero, una dependienta que te daba las mercancías, una mecanógrafa, un cepillo de lavar ropa o el piso y que en esas actividades cotidianas se perdían millones de horas. El cambio se achaca al comercio y al negocio, pero la economía es el motor de la vida y como acción paralela ha reportado grandes beneficios y confort.
Nada, que este mundo es cada día más maravilloso, aunque bueno quedan unas cuántas cosas por eliminar o mejorar.
La humanidad debe estar orgullosa de haber contado con ese ejército de hombres y mujeres que desde un inicio se ocuparon de buscar soluciones a cada cosa. Y gracias a ellos, en la actualidad una gran mayoría, además de contar con el dinero, puedan tener tiempo para recrearse, viajar a cualquier parte del mundo en poco tiempo, disfrutar en familia o descansar. Y las distancias o la realización de cualquier tarea se miden en tiempo, porque ese parámetro es la mayor fortuna que debemos poseer para disfrutar de la vida y no se puede derrochar.
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