Dos Mundos Diferentes
Está demostrado que el desarrollo de las tecnologías nos está brindando maravillosas posibilidades de prosperidad a los humanos. Aún recuerdo los días en que recibimos el 2000, fecha en que se produjo el verdadero despegue de la humanidad a un estatus nunca pensado. En la actualidad todas las operaciones financieras, reservación de vuelos y hoteles, compras y ventas se realizan digitalmente, y el trabajo desde casa aumenta cada vez más.
Los teléfonos celulares se han robado el protagonismo, tienen tantas funciones que no se puede prescindir de ellos, apoyados con una red satelital mundial y otras tecnologías de transmisión que han logrado tengamos cobertura en casi todos los rincones del mundo y las personas en comunidades remotas puedan realizar transacciones como si vivieran en el centro de París.
Sin embargo, los aires de prosperidad no han llegado a muchas áreas de la vida y esas fabulosas tecnologías apoyadas últimamente por drones, nos permite ver en directos la verdadera cara de los fríos números de las estadísticas de la miseria y como postre nos muestran la inconmensurable belleza del planeta, al llegar a sitios donde los humanos no habían podido llegar.
Por otra parte, es doloroso como la mayoría de las naciones no han logrado resolver el problema de sus servicios básicos, agravada la situación por una alta concentración de población que desborda las posibilidades de mejoras y casi todas han invertido en hermosas capitales donde coexisten numerosos rascacielos, maravillosas infraestructuras comerciales de servicios y recreativas con enormes barrios sin ninguna regulación constructiva y las personas de esas zonas viven semejante a las de los antiguos habitantes.
Grandes urbes como Tokio o Taiwán donde el número de habitante desborda las posibilidades de obtener una vivienda han establecido la modalidad de convertir algunos apartamentos en especies de panales de abejas donde algunos buscando oportunidades de estudiar o tener un trabajo deseado solo pueden dormir ya que a no cuentan con recurso para pagar una renta. Y esa misma provoca que en prácticamente todos los países sus poblaciones rurales migran hacia sus capitales y hasta algunas comunidades rurales han quedado abandonadas.
No todo es negativo, algunos países son portadores de la estabilidad que todos ansiamos al implementar los avances tecnológicos, construcción de fondos habitacionales acorde a su población con una fuerte superestructura social y económica. Por esa razón se han convertido en el foco de grandes flujos migratorios buscando en esas tierras las oportunidades que no encuentran en su país.
Increíblemente es como si viviéramos en Dos Mundos Diferentes; una zona con abundancia de todo tipo y en la otra la miseria, el hambre y la falta de vivienda acompañan a una gran población que esperan pacientemente que sus vidas cambien, pero no se quedan inánime, luchan por su supervivencia y son capaces de cualquier hazaña por conseguirla como los que trasladan en una bicicleta grandes estibas de productos que casi le impiden la visibilidad por malos caminos y a largas distancias o llevar sobre sus cabezas cargas que es casi imposible creer que las soporten.
Por lo que está claro que al camino le faltan algunos adoquines para transitar a la prosperidad. Ni las computadoras, ni los teléfonos celulares, ni los automóviles de última generación, ni los armamentos avanzados o los viajes interestelares resolverán la situación. Sólo cambiaremos cuando las prioridades de nuestros países sea el bienestar de sus poblaciones, de lo contrario cuando evitemos que el cambio climático no nos afecte no habrá quien la disfrute o cuando regresen las sondas del planeta Marte no habrá quien aplaudas. ¿No creen?
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