Amo a mi Doctor
Unas de las profesiones más amadas por el resultado de su trabajo y el efecto psicológico que causan en las personas son las relacionadas con la salud y en especial los doctores. Ante cualquier malestar o dolor enseguida pensamos en acudir a nuestro médico del área o a un hospital donde encontraremos uno.
Desde un inicio de la vida surgieron personas deseosas por aliviar los males que aquejaban a sus semejantes y unían el uso de plantas medicinales con lo místico. Muchas enseñanzas acumularon esas prácticas naturales que más adelante se fueron perfeccionando. Hubo mucho repudio a los que explicaban que los humanos no eran como los animales y deseaban estudiar el cuerpo humano.
El amor a los galenos viene de la antigüedad, para los reyes y emperadores, ellos eran esenciales para cuidar sus vidas, valorando que por esa época los males pululaban. Esta práctica del médico particular es aún usada por todos los presidentes o jefes de estados y hasta una gran cantidad de personas públicas, tienen un médico a su servicio. Ellos con su juramento de Hipócrates guardan los secretos de la salud de sus pacientes y es increíble como a todos nos gusta guardar el secreto de nuestros males, además de estar alerta ante cualquier evento de salud de sus pacientes y brindarles atención.
Antiguamente tampoco existían los hospitales, surgieron ya avanzada la era de Cristo y no eran como los que conocemos actualmente. Por eso los galenos como cualquier otra profesión necesitaban ganarse la vida y realizaban las consultas a un grupo de personas en sus casas y se convertían muchas veces en personas tan queridas que eran como miembros de las familias y guardaban muchos secretos. Los médicos de familias eran altamente valorados por todos, además que ejercían la acción de un calmante, al llegar a donde estaba el enfermo y sus allegados. Ellos nunca les decían que morirían pronto, los alentaban, aunque no fuera real y se mantienen así. Esta modalidad es aún utilizada, sólo que ahora los pacientes son los que visitan sus consultorios.
Los avances de la ciencia hacen que el trabajo de los galenos aparentemente sea más suave y muchos creen que sólo dan recetas, eso puede ocurrir en caso leves, pero cuando los males aumentan, determinar la verdadera causa es una acción heroica. Los doctores son imprescindibles en nuestras vidas queramos o no. Desde que se engendra una vida el seguimiento de la salud de la madre y el bebé, es importante para ambos e incluso nos pueden alertar sobre posibles enfermedades antes de nacer o si todo va bien. Luego viene el seguimiento hasta los cinco años con vacunación incluida que permite podamos ser parte de esa población saludable y enérgica que no recuerda que los médicos y hospitales existen.
En la actualidad los hospitales reúnen muchas técnicas para el diagnóstico y terapias de todos tipos, pero sin el conocimiento de largos años de estudio sobre el cuerpo humano, nada de esas técnicas sofisticadas servirían. Cuántas operaciones se realizan por grupos interdisciplinarios de especialidades médicas a diario para salvar vidas de personas accidentadas y con enfermedades que requieren trasplantes de corazón o riñones por mencionar algunas hazañas relevantes. Además, los galenos alertan y conocen las reacciones secundarias de procedimientos y medicamentos, y no aplican ningún método curativo que no esté probado en personas por las entidades competentes, este proceder muchas veces no se comprende, por lo que en su desesperación algunos se someten en ocasiones a recibir terapias no comprobadas y pueden sufrir las consecuencias.
En estos tiempos donde muchos pasaron por los hospitales y no pudieron ni ver a quienes luchaban por salvarlos, aplicándoles la mejor terapia para eliminar un virus desconocido y mortal, pienso en todos aquellos que se mueven de forma anónimas por los salones de los hospitales y en aquellos médicos que he tenido el placer de conocer, y recibir su atención. Por eso cada día admiro y amo más a los doctores, ustedes no?
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